jueves, enero 29, 2009

Crisis... de salud

El hospital… hace pocos mese que no visitaba el hospital como paciente, la última vez llegué con una crisis generalizada la cual no me permitía moverme… pero bueno esa es otra historia…, llegué con un fuerte dolor de espalda, de esos que te paralizan por lo fuertes que son. Mi hermana me llevó a emergencias, al parecer lo mío no era tan emergente, es decir no se veía sangre ni nada de esas cosas que a uno lo pueden impresionar… esperé pacientemente a que exista un cubículo disponible… es decir ya he ido algunas veces al hospital con una crisis de dolor de espalda, yo lo único que quería es que me inyecten algo que me quite el dolor… pero la demora simplemente era eterna… me atendieron… observé a mucha gente, maltraté a una enfermera, me disculpé y le eché la culpa al dolor intenso que sentía y es verdad cuando uno está con dolor tiende a reaccionar de maneras diferentes.

Finalmente me inyectaron, me dieron una pastilla relajante y listo me quedé escuchando a la gente mientras veía el techo. Me enteré de muchas cosas, por ejemplo a la pobre chica de a lado mío sólo le preguntaban cada 2 minutos si ya estaba lista para hacer pipí, la chica muerta de la vergüenza les contestaba que no estaba lista, se iba la enfermera y venía el médico a preguntar lo mismo, y así desde que entré hasta que me fui, es decir luego de muchas horas. Finalmente me amigué con la enfermera a la que maltraté y me acompaño hasta la salida. La hora de pagar fue larga y pesada, yo luchaba con mantenerme sobrio (gracias a los relajantes que me dieron) para poder pagar. La señorita del mostrador estaba jugando solitario y haciendo letreritos de “ponga la basura en su lugar”, etc. Finalmente el guardia al ver como me tambaleaba se acercó y le pidió que me atendiera. Ah… el hospital, que bueno que no voy más a menudo, aunque talvez si fuera más seguido llegaría a ser de esos clientes frecuentes, esos que saludando con todo el personal y los tratan con amabilidad, supongo que de viejo… me acordé de una época que también por lo de la espalda debía ir al médico todos los días para que me hagan terapia, la gente del centro de rehabilitación ya me conocía, conversábamos y todo eso… era bonito, era como ir a Cheers, donde todo el mundo sabe tu nombre. (Para los que no se acuerdan era el bar ese de la serie de TV) Claro que para mi este centro de rehabilitación era más una suerte de SPA, ya que yo llegaba, me masajeaban con un aparato toda la espalda, luego me ponían algo a lo que llamaban ultrasonido… obvio ese no era el nombre del aparato pero así le llamaban las doctoras, luego me ponían unas compresas de agua caliente… para el 3er paso de la terapia yo estaba a punto de dormirme, era maravilloso… el último día fue terrible… ya no regresaría a mi pequeño SPA…

Mañana será otro día, tal vez mejor que hoy... Cuan brusco será el cambio de piel...

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